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Mi presencia aquí no es necesaria pero puede ser útil. El 31 de enero del 96, cumpliré 82 años, estoy enfermo, de corazón y pulmones, pero mientras haya un poco de luz, en un contexto difícil, me debo a los demás, así que no puedo abandonar Tibhirine. “Venga tu reino”. No hay que buscar lo que es «suyo». (Carta del 4 de diciembre de 1995)

Porque es un encuentro con Dios, la muerte no puede ser objeto de terror. La muerte es Dios. (Carta del 28 de mayo de 1995)

Perder la vida: Cristo no existe para sí mismo y por eso encontramos nuestra salvación existiendo para él; es decir, para sus hermanos que son también los nuestros. (8 de marzo de 1994)