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El Cardenal Léon-Etienne DUVAL

Nacido en 1903 en Chénex (Haute Savoie), ordenado sacerdote en la diócesis de Annecy, fue vicario general en Annecy en 1947 antes de ser nombrado obispo de Constantine en Argelia. Más tarde es nombrado arzobispo de Argel en 1954, elevado al cardenalato en 1965 y, el mismo año, obtiene la nacionalidad argelina. En 1988 le sucede monseñor Henri Teissier; con 86 años de edad, se retira a un pequeño apartamento junto a la basílica de Notre Dame de África (cuya explanada será rebautizada con el nombre de Cardenal Duval por las autoridades argelinas).

Arzobispo de Argel durante los periodos más difíciles de la guerra de independencia y los años posteriores, desempeña su cargo con un coraje y una rectitud que sólo le granjearon amigos: ver el libro de Marie Christine Ray: Le cardinal Duval  un homme d’espérance en Algérie (CERF). Dos frases sacadas de este libro ilustran el espíritu de la acción del cardenal Duval: "La más alta dignidad del hombre es el amor fraterno" y "La fraternidad del sufrimiento es, de todas, la más fuerte y duradera".

Estas dos frases nos hacen comprender sus fuertes vínculos con los Hermanos de Tibhirine, lazos muy antiguos desde antes de la independencia de Argelia y muchas veces decisivos en la decisión de mantener un monasterio trapense en Tibhirine.

Marie Christine Ray comienza con estas frases su biografía del cardenal:

"El 30 de mayo de 1996, el cardenal León-Etienne Duval se apagó a la edad de 92 años… ocho días antes, el antiguo arzobispo de Argel se había enterado del martirio de sus siete amigos monjes trapenses de Notre-Dame del Atlas. "La muerte de los monjes me crucifica" había confiado entonces a sus allegados".

Y más adelante:

"El secuestro y posterior asesinato de los siete monjes trapenses, el 23 de mayo de 1996 eclipsó la despedida del cardenal Duval. Dos veces había intervenido para que el monasterio de los trapenses de Tibhirine no se cerrara, convenciendo de la importancia de una presencia cristiana orante en medio de orantes musulmanes. Sus estímulos ayudaron a los monjes para que permanecieran hasta el fin en medio de sus hermanos argelinos. Durante la noche de Navidad de 1993, un grupo islamista armado había penetrado en el monasterio de Tibhirine, con el fin de conseguir el dinero y de amenazar a los monjes. El prior del monasterio, padre Christian, los había rechazado firmemente. Algunos días más tarde, pidiéndole consejo al cardenal, recibía esta respuesta: "¡Constancia, mi Padre, constancia!"."

El cardenal Duval fue siempre un gran apoyo para el monasterio Notre Dame del Atlas. Durante la guerra de independencia los monjes estuvieron siempre sobre el hilo de la navaja atrapados entre las autoridades francesas y los djebels… Esto particularmente es verdad para el dispensario dónde el hermano Luc siempre recibió a los enfermos sin pedirles explicaciones; en estas circunstancias, el cardenal fue un guía, un confidente y un "pararrayos"… Después de la independencia, fue esto con las nuevas autoridades argelinas y abogó por la presencia de los monjes en Tibhirine. Y actuó de igual forma con las autoridades de la Iglesia y de la Orden Cisterciense con las que, en 1963, incluso tuvo que discutir para justificar la importancia de esta presencia monástica en Argelia.

Hoy reposa en una capilla lateral de Notre Dame de África; alrededor de él, en la pared, placas de cerámica realizadas por un artista argelino recuerdan los nombres de los religiosos y las religiosas mártires de los años 90…