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Siguiendo los pasos de San Bernardo de Clairvaux y su piedad mariana, este monasterio cisterciense, iniciado en Staouëli y continuado en Tibhirine, entregó dos estatuas de María a Argelia. Así, a través de María y por estos dos dones, signos de su último don, continúan estando presentes y acompañando a la Iglesia de Argelia.

 

  • La primera estatua es nada menos que la estatua de bronce venerada desde 1857 bajo el título de "Notre-Dame de África". Esta estatua, ofrecida en 1843 a Monseñor Dupuch, había sido depositada en Staouëli desde la creación del monasterio. El Padre Régis, abad de Staouëli, la colocó encima de la puerta del monasterio con esta inscripción " Posuerunt me dustodem ", "Me escogieron como guardiana". Fue rodeada allí de la oración de los monjes cistercienses de Notre-Dame de Staouëli y velaba sobre ellos. Cuando las Damas del Sagrado Corazón en Lyon estaban dispuestas a financiar una capilla para esta estatua, el sucesor de Monseñor Dupuch, Monseñor Pavy, fue a ver a los monjes, y les dijo: "Habéis hecho de esta virgen la guardiana de vuestra casa, vengo a pedírosla para hacerla la Reina de África". La solicitud fue aceptada. Una vez construida la basílica de Argel, la ceremonia de entronización bajo el nombre de "Basílica de Notre-Dame de África" se fijó para el 30 de abril de 1876, fecha elegida para celebrar a Nuestra Señora de África en todo el continente. Se convirtió en el signo de la intercesión de María, como dice la inscripción del perímetro del coro de la basílica, "para nosotros y para los musulmanes".
  • La segunda estatua es la de la Notre-Dame del Atlas (ver la imagen de arriba y en la página "El significado de una presencia"). Esta estatua había sido esculpida en y para Staouëli. Un año después de que los monjes se hubieran instalado en Tibhirine, el 17 de julio de 1939, "Los Hermanos Célestin y Eugène", leemos en el Diario de Notre-Dame-de-l'Atlas, "van a Staouëli a buscar la gran estatua que debe ser erigida sobre la montaña". El 17 de agosto de 1939, "comenzamos a edificar el zócalo que debe sostener a la Santísima Virgen sobre el peñasco de Abd-el-Kader" y “el 8 de septiembre de 1939, en la fiesta de la natividad de María, después del oficio de nona, sin gran ceremonia a causa de la guerra contra los alemanes, pero aun así en procesión, en medio de los cantos del Maris Stella, del Magníficat… procedemos a la bendición sobre un techo del Atlas”. Coronada de estrellas, el pie puesto sobre la Media luna, discretamente encinta (lo que es raro) pero no crispada en los dolores del parto, como si quisiera mitigar los terrores del Apocalipsis que amenaza al mundo, Notre-Dame del Atlas madura la hora de su hijo. Parece esperar la hora de poder dar a su Hijo al mundo. Hoy, la Virgen domina siempre en su trígono (formando un ángulo protector), fijos los ojos sobre el interior del continente. Esta Virgen encarna el misterio de la Visitación.