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au fil liturgie saint sacrementEl sacramento de la Alianza para un "Año de la PAZ": el pan y la paz, un vínculo existencial que quizás nunca se ha percibido más claramente que en estos días en que todo se vive a escala planetaria. ¿NUNCA? A ver… Es este mismo vínculo que Jesús consagraba en la copa de su sangre, recibiéndolo de su Padre para darlo.

Un vínculo definido por Pablo VI cuando afirmaba en la Populorum Progressio que "el desarrollo es el nuevo nombre de la PAZ". Un vínculo subrayado con vehemencia en Lahore en 1974 por el Presidente Boumédiène en la Conferencia de los Estados Islámicos, cuando proclamó que los estómagos hambrientos no tienen nada que ver con las Palabras del Libro, si es que es el único alimento que los creyentes tienen que compartir con ellos hoy en día.

Pan y Paz… La 1ª lectura (Gn 14, 18-20) recuerda la Alianza pacífica entre Abraham y Melquisedec rey de SALEM, rey de «PAZ». Una alianza que sella una victoria sobre una injusta agresión en la que Melquisedec no estuvo involucrado. Es testigo del deseo de paz de Abraham y consagra este deseo sacrificando a Dios el PAN y el VINO en señal del sacrificio perfecto. Que la PAZ entre todos nos venga de Aquel que nos da el pan vital para todos. Y Dios se reconoce en este voto hasta el punto de hacerlo suyo e identificarse con este pan, Él que se identifica con esta PAZ. « Esta es la ofrenda que te presentamos… ¡Asegura tú la PAZ de nuestra VIDA! »

Pan y Paz… la segunda lectura (1Co 11, 23-26) subraya que el signo del PAN se borra, si no hay, para corresponder, un deseo de paz entre los que se presentan a la mesa del Señor. Cuando os reunís en asamblea for­máis bandos […] En consecuencia, cuando tenéis una reunión os resulta imposi­ble comer la cena del Señor… porque esta comida es Alianza de paz con la multitud. Pensemos en la magnífica idea de tenderse la mano de un extremo de los Estados Unidos al otro en una cadena ininterrumpida en la que cada eslabón paga con un óbolo de PAN a su semejante el derecho de hacer un gesto de paz a su hermano. Porque cómo estar en PAZ si mi semejante tiene hambre… y cómo compartir este PAN si no estoy en PAZ con mi hermano. Pan y paz, esta conjunción juzga cada una de nuestras eucaristías…

Pan y Paz, este es todo el Evangelio en germen en BELÉN desde el oráculo de Miqueas.  Se pondrán de pie y apacentarán su rebaño. Él mismo será la PAZ… en la casa del PAN. Gloria a Dios y PAZ a los hombres.

Una PAZ para todos, un PAN para todos, es la multiplicación que comienza. Y todo culmina en la CENA, cuando se consuma el sacramento, sacramento de la unión entre este PAN que es DON y esta PAZ que es DON, PRESENCIA real a consumir: el PAN de la SALUD (cuerpo y corazón). La PAZ que es SALUD (de la boca y el corazón). El CUERPO de Cristo, la SANGRE de Cristo, la PAZ de Cristo: ¡Amén!

H. Christian, extractos de la homilía para el Corpus Christi, 1 de junio 1986