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au fil liturgie croix glorieuse

Si lo esencial es realmente donde muere Jesús: en la Cruz... estoy dispuesto a vivir lo esencial, a dar testimonio de lo esencial: dar mi vida, entregarla por los demás. Porque lo esencial, todos estamos de acuerdo: es vivir... y lo esencial de la vida: es amar, ser amado. Pero vivir hasta ese punto... amar hasta ese extremo, y luego ser amado de esa manera...

Jesús en la cruz nos dice ante todo lo que no es esencial, nos muestra dónde no está:

- lo esencial no es tener éxito, prosperar, hacer carrera (profesionalmente, religiosamente), Jesús muere abandonado, condenado, humillado.

-  lo esencial no está en el dinero ni en la apariencia que nos permite comprar: Jesús muere desnudo, desvestido, despojado de toda apariencia, un hombre corriente, a semejanza de los hombres y reconocido como hombre: ¡el Nazareno! Ecce Homo.

-  lo esencial no está en el comer, ni en el beber. Tengo sed, dice el ajusticiado (Jn 19,28).

Hermanos y hermanas, ¿quién va a decirnos lo esencial? Jesús y todo pobre que se le parece.

Y después, ¿quién nos va a dar acceso a este esencial de la Cruz?

 “Al ver a su madre y a su lado al discípulo preferido, dijo Jesús: ‑Mujer, ése es tu hijo. Y luego al discípulo: ‑Esa es tu madre. Desde entonces el discípulo la tuvo en su casa.” (Jn 19,26-27)

La Mujer bendita entre todas las mujeres, es Ella quien nos dará el fruto del árbol: es Ella, María, y es la Iglesia: donde se nos da lo esencial, la vida eterna... el agua y la sangre, la Palabra y los sacramentos.

[…]Lo esencial, este Te amo de Jesús, este Te amo de parte de Dios, brota de su Corazón, eternamente dicho, nunca retirado, ofrecido a todos, este esencial, hermanos y hermanas, nos es entregado con un gesto, con un Suspiro. Inclinando la cabeza, Jesús exhaló el Espíritu. La cruz viva, la cruz gloriosa del Hijo amado, nos llama y nos atrae, como un beso:

Venid, acercaos: Aunque seáis dioses e hijos del Altísimo todos (Sal 81,6)

Venid: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros (Lc 22,19)

Venid mis bien-amados: esto es mi sangre (Mt 26,28). 

Lo esencial nos ha sido confiado: amaos como yo os he amado. Sois mis amigos. […]

Nuestra alegría es estar allí: testigos de que algo está sucediendo: parece que se celebra una boda en la cruz.

Hermano Christophe,  extractos de la homilía para el 14 de septiembre 1990