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En este año del vigésimo aniversario del don de los hermanos de Tibhirine, grupos scouts que optaron por referirse a ellos en sus nombres, se encontraron en la Abadía de la Trappe. Fueron más de 300 los scouts reunidos en este gran fin de semana de la Ascensión para llevar el mensaje de los monjes.

 

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¿Por qué, en este año del vigésimo aniversario de su don, no tratar de reunir en torno al mensaje de los monjes de Tibhirine a todos los grupos scouts que han elegido referirse a ellos en sus nombres? Esta fue la loca intuición que tuvieron Hilaire e Isabelle de Chergé hace varios meses.

Y, unos meses más tarde, en este fin de semana de Ascensión, gracias a muchos otros que se han adherido a la idea, y un trabajo considerable de preparación y organización, fueron más de 300 Scouts, desde jeannettes a los routiers, procedentes de Ile de France y Provincia los que se encontraron acampando en los campos alrededor de la abadía.

Junto con los organizadores y los mandos habituales de los grupos, algunos invitados de honor podían dar testimonio de lo que se vivió en el monasterio de Tibhirine. Y, en primer lugar, monseñor Henri Teissier, arzobispo emérito de Argel, testigo en primera línea en estos años oscuros argelinos. El Padre Thomas Georgeon fue también un participante muy activo con el doble título de postulador de la causa de beatificación de los 19 mártires de Argelia y de monje de la Abadía de La Trappe y, por tanto, fuertemente implicado – con otros monjes de la abadía – en la organización y el éxito de este encuentro. Había también algunas personas de las familias de los hermanos, cuyo testimonio encarnaba a los hermanos desaparecidos, y otros testigos que viven hoy momentos importantes de encuentro y de fraternidad islamo-cristiana.

Una hermosa y sobria exposición de varios paneles, preparada y prestada por la diócesis de Lyon, permitía a cada uno conocer mejor la vida de Tibhirine y penetrar en su mensaje.

Durante tres días, tras la apertura con la eucaristía de la Ascensión, se sucedieron momentos festivos y momentos de recogimiento o de intercambio en torno al mensaje de los hermanos.

Las jornadas del viernes y del sábado fueron introducidas cada una por una gran reunión en un campo frente a la abadía con una introducción y una oración dirigida el primer día por monseñor Teissier y al día siguiente por el padre Etienne Guillet, párroco de Trappes.

Los momentos festivos demostraron la capacidad de dinamismo y energía en los cantos y juegos de estos 300 jóvenes.

Pero también mostraron su capacidad de interiorización y de silencio, ya sea en los grandes testimonios que escucharon reunidos en un granero grande o en las dos eucaristías, de apertura y de clausura el domingo 8 de mayo. Participaron activamente y siguieron sus opciones en los diversos talleres, adaptados a las diferentes edades, que los hicieron entrar más en contacto con Tibhirine, ya sea mediante juegos o mediante encuentros en pequeños grupos con los «testigos»; y para muchos de ellos fue también una ocasión para descubrir, encontrándose con monjes, el sentido y la vida cotidiana de una comunidad cisterciense trapense. Y no olvidemos los grandes juegos que reúnen a todo el mundo y las horas de fiesta, cantos, sketches, en particular en una última noche, precedidos por un alegre y excelente cuscús.

Hay que destacar también la presencia y la participación de personas jóvenes o menos jóvenes comprometidas en el movimiento scout musulmán, uno de los cuales, adulto, dio su testimonio en una sesión plenaria. Además de los testimonios en el plenario o en el taller, hubo muchos intercambios espontáneos y libres durante los momentos de relajación o descanso, y esto también fue una riqueza que todos podían llevar de acuerdo con sus deseos.

Todos y todas se fueron sin duda un poco cansados pero con alegría en el corazón y guardando un recuerdo muy fuerte de estos tres días.

Pero, sin duda para la gran mayoría, la cumbre de este encuentro fue ciertamente la vigilia espiritual del viernes por la noche. Iniciada con un breve pero intenso testimonio emotivo de Mons. Teissier (para leer) y una introducción del Padre Cedric Kuntz, capellán del grupo Notre Dame de Tibhirine, de Saint Maur, una de los grupos presentes, siguió casi una hora y media de adoración silenciosa al Santísimo Sacramento. El silencio, que en realidad no se debía al sueño sino a una muy fuerte interiorización, fue interrumpido por cantos suaves y lecturas de algunos textos breves de los monjes de Tibhirine. Los sacerdotes presentes ofrecieron también la posibilidad del sacramento de la reconciliación que se utilizó espontánea y ampliamente. Esta capacidad de silencio en el recogimiento interior se manifestó también magníficamente en las Eucaristías y en las dos homilías del Padre Thomas.

Y todo esto sin ningún problema y con un orden y una disciplina espontáneos de todos los participantes, incluidos los más jóvenes. ¡Muchas gracias por todo esto a monseñor Teissier, a los organizadores, a los hermanos de La Trappe y, no lo olvidemos, a los siete hermanos de Tibhirine que velaron con benevolencia sobre esta reunión y, ciertamente, la acompañaron y ayudaron desde lo alto!

Por último, uno de los grandes juegos consistió, después de varias pruebas, en que cada equipo contribuyese a la realización de un gran cuadro mosaico con numerosas pequeñas fotos de los 19 mártires de Argelia y cuyas casillas dejadas en blanco hacían aparecer las palabras: TODOS SANTOS. Esta pintura ha sido impresa en postales y 300 de estas tarjetas firmadas por cada una o cada uno de los participantes partirán hacia Roma para, en el momento en que llegue el expediente de beatificación, expresar al Santo Padre el deseo de beatificación de estos mártires: ¡Subito Santi!