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El pasado 30 de mayo, la ciudad de París rindió homenaje a los monjes de Tibhirine dedicándoles la plaza situada frente a la iglesia de San Ambrosio, que se llama ahora "Jardín de los monjes de Tibhirine". Anteriormente monseñor de Moulins-Beaufort había presidido una misa en memoria de los siete hermanos que dieron su vida en Argelia hace 20 años y había inagurado y bendecido una exposición realizada por los parroquianos y el padre Deneck: "Los monjes de Tibhirine, testigos de la Esperanza".

 

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A raíz de una decisión de la ciudad de París, la plaza situada frente a la iglesia de San Ambrosio (75001) fue dedicada a los monjes de Tibhirine. El lugar, elegido antes de los atentados del 13 de noviembre, adquirió después de ellos un valor simbólico muy importante por estar cercano al Bataclan y a las brasseries afectadas. El padre Deneck, párroco de San Ambrosio, su equipo y sus parroquianos, decidieron entonces dar una dimensión fuerte a este acontecimiento.

Se celebró en primer lugar, en una iglesia llena, una misa presidida por monseñor de Moulins-Beaufort; 7 velas, encendidas por miembros de las familias de los monjes, colocadas delante del altar simbolizaban a los hermanos de Tibhirine.

Después, a la entrada de la nave, monseñor de Moulins-Beaufort inaguró bendiciéndola la exposición "Los monjes de Tibhirine, testigos de la Esperanza". Realizada por un equipo de feligreses, esta exposición describe lo esencial de la historia y de las especificidades de la comunidad de Nuestra Señora del Atlas, presenta a los siete hermanos y a los dos supervivientes e intenta, basándose en citas de los propios monjes, responder a dos preguntas: ¿por qué permanecieron a pesar de la violencia que los rodeaba? y ¿cómo lograron seguir progresando incluso en comunidad en la paz y la Esperanza? Esta exposición, ilustrada con numerosas fotografías procedentes de la mayoría de las familias de los hermanos, presenta también un conmovedor cuadro, pintado por dos feligresas: es una Cena, los hermanos de rostros transfigurados están alrededor de una mesa que sólo tiene un cáliz, siendo ellos mismos el pan ofrecido.

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crédits photo : Michel POURNY

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crédits photo : Paris Notre Dame

La lluvia abundante, que desde la mañana caía sobre París, persistía a la llegada de la alcaldesa de París; el protocolo decidió entonces que la ceremonia civil tendría lugar en el interior de la iglesia en presencia de los representantes de las religiones. Abierta por el Himno a la alegría de Beethoven, cantado por el coro de los pequeños cantores de Santa Cruz de Neuilly, que ya había animado la misa, continuó con el discurso de Mr Vauglin, alcalde del distrito XI, y el de monseñor de Moulins-Beaufort. Luego el padre Deneck y Hubert de Chergé leyeron El testamento espiritual del padre Christian antes de que la Sra. Hidalgo rindiera homenaje a los hermanos y a su mensaje, siempre actual en un París golpeado por atentados. Por último, el coro entonó la Salve Regina cisterciense que los hermanos habían cantado en su capilla unas horas antes de su secuestro y, coincidencia conmovedora, la campana del Ángelus comenzó a sonar en las últimas notas de la Salve.

Finalmente, bajo la lluvia y los paraguas, la Sra. Hidalgo y Monseñor de Moulins-Beaufort descubrieron la placa con el nuevo nombre de este “jardín”.

Luego, aquellos que podían quedarse un poco, y especialmente los miembros de las familias, se encontraron en torno a un buffet amistoso, ocasión de intercambios fraternos. Hay que señalar que en este buffet los que acogían para el servicio eran los atendidos habituales del «petit café» donde se reúnen varias veces por semana personas en situación difícil y parroquianos de San Ambrosio otro guiño a la hospitalidad recíproca de los hermanos de Tibhirine y de sus vecinos.